Uno de los prólogos de Borges sobre Dostoievski









El nombre de este libro es algo ambicioso, porque parece condenar a muerte las otras biografías de Dostoievski que propone el mercado y postular que de todas ellas ésta es la única que encierra un hombre vivo. Desde luego, tal no es el propósito del autor; Dostoievski viviente, en este caso, quiere simplemente decir Vida de Dostoievski. Claro está que la relación de los hechos no excluye el comentario, y hasta lo exige. En este libro compartimos (o creemos compartir) la vida apasionada y laboriosa que llevó Dostoievski: sus avatares sucesivos de cadete, de subteniente, de colaborador de revistas ilustradas, de lector asombrado de Fourier, de condenado a muerte, de presidiario, de soldado raso, de suboficial, de novelista, de jugador, de deudor fugitivo, de editor de un periódico, de imperialista, de eslavófilo y de epiléptico. Donnini acaba por afirmar que «el pensamiento unificador de todas las obras de Dostoievski es su capacidad de reconciliar todas las ideas de la vida en un sentimiento único: el amor de la vida». La obra de Dostoievski es siempre compleja y no pocas veces confusa, pero no me parece que la hipótesis de un «pensamiento unificador» que es asimismo «una capacidad de reconciliar» contribuya muchísimo a descifrarla.
En otro pasaje más iluminativo, Donnini afirma y argumenta el valor misterioso que pueden tener para el alma las equivocaciones y los pecados. Declara que también esos laberintos desembocan en Dios. Interroga la vida de Dostoievski y concluye que nadie como él fue primero víctima de ese drama y luego su poeta. Compara las experiencias vitales de Dostoievski con las de Tolstoi y señala como rasgo diferencial de esos dos caracteres el candor perdurable de Dostoievski, sus arrebatos y descorazonamientos de niño.





"Dostoievski viviente, de Giusseppe Donnini" 
En El Hogar, 1936