Enrique Vidal Molina — Al Gral. D. José María Paz










Marchaba al frente solo, el noble manco,
suelto el andar, colgándole la brida
blanda, de buena boca suspendida
a su animal, no sé si overo o blanco.

Estudiaba el terreno, palmo a tranco,
de espaldas al vivac, casi perdida
la huella —noche aciaga— y la partida
le enderezó, boleando por el flanco.

¡Oh! ruin guardián: ya, sufre otras prisiones
mientras cuida la gloria, los blasones

que él labró en La Tablada y Oncativo
con laurel verdegueante, siempre vivo

y "Tizona" o "Colada" —pura y alta—
ciñe su espada, el brazo que le falta.





Fuente: La Prensa (Argentina)